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Tuesday, January 25, 2011

Book Review: Christine Ayorinde. 2004. Afro-Cuban Religiosity, Revolution, and National Identity. Gainesville: University Press of Florida.

Héctor E. López Sierra, Ph.D.
Catedrático Sociología y Estudios en Religión.
Publicado: 
 
Caribbean Studies, vol. 35, núm. 2, julio-diciembre, 2007, pp. 230-233
Universidad de Puerto Rico

Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=39215017019

En este libro, Christine Ayorinde, conferenciante asociada de The Open University, Reino Unido, aborda las dimensiones históricas y socioantropológicas de la transformación socio-cultural y política de Cuba desde el período colonial hasta la era “revolucionaria” contemporánea.  Desde un abordaje etnológico e histórico, esta obra en sus seis capítulos, una conclusión, un apéndice, su sección de notas bibliográficas, un glosario y una amplia selección de referencias bibliográficas, describe, discute y analiza la relación compleja y contradictoria entre la religión —en general— y las religiones de origen africano —en particular—, la política estatal y la identidad nacional en la sociedad cubana. Según la autora, esa relación ha desembocado en diversas transformaciones que paulatinamente han modificado el contenido y la forma de las diversas creencias y prácticas religiosas asociadas, principalmente, a las “religiones afrocubanas.”

Ayorinde atribuye estas transformaciones a los conflictos y a las negociaciones experimentadas históricamente en Cuba, como resultado, a saber, de las aportaciones particulares y la interacción experimentadas por las diversas culturas europeas y criollas, las religiones practicadas por los esclavos y esclavas que provinieron de África Occidental como parte de la trata comercial esclavista iniciada desde el siglo XVI d.C., el proceso de cristianización llevado a cabo por la Iglesia Católica Apostólica y Romana, el liberalismo “patriótico” y revolucionario de los movimientos independentistas del siglo XIX, los discursos criminológicos positivistas de inicios del siglo XX (especialmente los articulados por el célebre etnólogo cubano Don Fernando Ortiz) que proponían la penalización de las prácticas religiosas de origen africano en el país y la posición sobre asuntos religiosos —en muchas ocasiones contradictoria— asumida por el actual gobierno “socialista revolucionario” cubano.  

Son precisamente, las declaraciones y acciones oficiales del gobierno de Fidel Castro —manifestadas principalmente desde 1975 a través de su denominada política en contra del “colonialismo” y del “neocolonialismo” y de su proyecto “internacionalista,” y de “solidaridad” con naciones africanas y afro-caribeñas— a las que Ayorinde presta atención especial en su conclusión. Aquí su objetivo es plantear el hecho de que dichas declaraciones y acciones gubernamentales son el contexto político en que se manifiesta lo que a partir del análisis de la autora puede ser denominado como “la centralidad de la identidad y herencia africana en la sociedad y la cultura cubana contemporánea” (pp. 1-6, 83-187). Dicha “identidad y herencia africana” es señalada por la autora como el principal factor que ha llevado al Estado socialista cubano contemporáneo a exhibir una suerte de complejidad paradójica, que se hace presente en el discurso estatal oficial y en las prácticas político-culturales gubernamentales. Esa complejidad intenta mantener el compromiso con un “secularismo racionalista”, que a la misma vez, busca reconocer la importancia que poseen las religiones de origen africano, tanto para la identidad política y cultural estatal oficial, como para la realidad cotidiana de la sociedad cubana (pp. 137-204).

La propuesta investigativa que nos presenta Christine Ayorinde en esta obra hace una contribución significativa a los estudios históricos y etnológicos contemporáneos sobre las religiones de origen africano en las Américas en general, y en el Caribe antillano de habla hispana en particular. Su acercamiento metodológico a la relación entre religiones de origen africano, política e identidad en Cuba demuestra una sensibilidad interdisciplinaria que ubica este trabajo dentro las más recientes discusiones académicas sobre el papel de las religiones en el llamado “espacio público” de la modernidad contemporánea.

Tomando en cuenta mi apreciación positiva de las contribuciones hechas por Ayorinde en su libro, no puedo dejar de señalar dos asuntos teóricos e investigativos que debieron ser abordados y elaborados de forma más sucinta y profunda. Primero, la discusión de la noción teórica de “identidad” llevada a cabo en la obra no contó con la erudición ni con la complejidad necesaria que, sin embargo, las ciencias humanas contemporáneas les han prestado a este concepto durante la pasada década. Dado que la noción de “identidad” es una de las “unidades de análisis” del libro, la misma debió ser definida conceptual, teórica y epistemológicamente. Esto es ya conocido, discutido y críticamente asumido en el campo académico contemporáneo de los “estudios socio-culturales de las religiones” y en el del “constructivismo psico-social” que las identidades en general, y las afro-religiosa en particular, son el producto de continuas interacciones psico-sociales, políticas y económicas.

De ahí, que se tenga que afirmar que las identidades singulares y colectivas de la llamada “modernidad tardía” se manifiesten dinámicas y cambiantes; siendo el producto de la “construcción” de una realidad social y cultural compleja y de una relación de conflictos y conciliaciones de poder en donde las identidades y los signos de “pre-modernidad,” “modernidad y “pos-modernidad,” a la misma vez, se oponen y se fusionan de formas múltiples y contradictorias.  Lamentablemente, la discusión anterior está prácticamente ausente en el trabajo de Ayorinde, resultando ello en que ésta no profundice lo suficiente en el otro aspecto que a mi entender resulta en la segunda debilidad que puedo identificar en este trabajo: La ausencia del análisis del papel que juega en la construcción de la identidad afro-cubana el pluralismo religioso extra-católico romano.

En el “campo religioso” de la sociedad cubana se manifiesta un impresionante pluralismo religioso que tiene su génesis en la presencia del “protestantismo misionero” en Cuba desde el siglo XIX y que se ha ido transformando a través de la historia, con la llegada e instauración de una amplia presencia fenómenos religiosos más contemporáneos como son el “pentecostalismo”, el “neo-pentecostalismo” y otros tipos
de fe, cultos y espiritualidades “neo-cristianas,” “post-cristianas” y orientales. Esa “pluralización” del campo religioso en Cuba tiene una influencia directa en las maneras que se llevan a cabo la relación entre fe religiosa, política e identidad. Estas relaciones son el resultado del desarrollo de una autonomía relativa que el “actor religioso” experimenta en relación a la autoridad de instituciones religiosas formales y oficiales. Por lo tanto, la identidad religiosa individual se manifiesta de manera ecléctica y se constituye a partir de una amplia gama de opciones religioso-culturales disponibles en el “mercado de los bienes simbólicos de salvación.”

En el caso cubano aunque ese “mercado” es altamente regulado por el Estado socialista —y en ocasiones casi totalmente controlado—, en el pasado el mismo ha existido y continua existiendo en amplio desarrollo. Si no, cómo explicar el desarrollo de identidades “sincréticas” e “híbridas” en las que se amalgaman todo tipo de religiosidades, fe y espiritualidades con “imaginarios” y prácticas políticas, sociales, económicas y culturales que tiene como base la identidad nacional cubana, entre otras.
Luego de establecer lo anterior, entiendo que Afro-Cuban Religiosity, Revolution, and Identity es una excelente y seria invitación al debate y al diálogo académico, crítico y político, en el marco histórico-social y político en que se llevan a cabo las relaciones de poder de las religiones de origen africano en el Caribe antillano en general y en Cuba en particular. Por lo tanto, elogio la aparición de este libro y no dudo en recomendar su amplia lectura y discusión.

5 comments:

  1. Este articulo habla del racismo institucionalizado que se vive en las industrias culturales. Donde existe un poder racialmente discriminatorio y opresivo contra la raza negra. Es un poder excluyente que se manifiesta en la mayoría de las industria tales como: la radio, la televisión, el cine, la industria de la música, la publicidad, libros, los periódicos , organizaciones y fundaciones de promoción etc. Es un mal que se experimenta tanto en Puerto Rico y através de todo el globlo terraquio. JOSUE ELIAS GONZALEZ LOPEZ MARTES Y JUEVES 10:30

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  2. Johanna Y. Cintrón Allende
    SOSC 103 Sec.931 CRN 24873
    M. J. 10:30 – 12:00 p.m.
    Umet Bayamón

    En este artículo se muestra el racísmo que desde los tiempos pasados se ha seguido promoviendo. Aquí se ve el encuentro de la elite fenotípicamente blanca vs la elite fenotípicamente negra. En este caso específicamente como se ve como la elite fenotípicamente blanca hace hasta lo imposible contar de perjudicar y evitar que la elite fenotípicamente negra no salga a flote y puedan luchar por lo suyo y dejar de ser menospreciados. Por otro lado se encuentran par de situaciones que han logrado hacer para perjudicar a personajes puertorriqueños e industrias simple y sencillamente por ser personas de color. Al mismo tiempo se muestra como personas puertorriqueñas de color salen a defender y demostrar la injustica cometida en hechos pasados y actualmente. Finalmente pienso que ya es hora de que el racismo pase de moda porque todos somos humanos que sentimos y padecemos y no merecemos ser tratados de una forma diferente solo porque somos de color.

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  3. Yankelly Rodríguez Ulloa
    SOSC 103 Sec. 931 CRN 24873
    T&R 10:30-12:00 PM
    Umet Bayamón

    El racismo ha venido evolucionando desde años anteriores. Ese poder excluyente que se manifiesta en injusticia e inequidad es el que experimentamos en Puerto Rico. A diario las elites fenotípicamente blancas discriminan a los fenotípicamente negros. Desde mi punto de vista esto es una injusticia ya que en esta Tierra todos somos iguales. De hecho, esas personas de color son muchas veces más capacitados y trabajadores que los blancos. Por eso es que estamos así, por ser tan ignorantes e inmorales con el prójimo.

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  4. Fabiola Rivera Pérez
    SOSC 103 Sec. 931 CRN 24973
    T&R 10:30-12:00 PM
    Umet Bayamón

    El racismo que se manifiesta hoy en día en Puerto Rico y en muchos otros países del mundo se ha promovido desde muchos años atrás. En la mayoría de los casos es hacia la raza negra. Las elites fenotípicamente blancas atropellan y excluyen de diferentes formas a los fenotípicamente negros. En muchas ocasiones los fenotípicamente negros han estado envueltos en situaciones incómodas provocadas por los blancos, las cuales no les permiten progresar. El racismo es algo que se debe eliminar por completo, pero cómo, si por muchos años ha permanecido. No es justo que las personas de color sean menospreciados, todos somos iguales, somos humanos.

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  5. Alejandro Almonte Barnecet
    Sosc-103 TR 10:30-12:00pm
    Umet Bayamón

    Desde mi punto de vista el racismo es un fenomeno social que deberia eliminarse por completo. Ya que el racismo es un ataque en contra de personas de etnicidades diferentes a la del atacante. El racismo no es algo nuevo, lleva decadas y hasta siglos presente, desde los blancos esclavizando a los negros, hasta hoy dia en donde descriminamos a todo lo que sea diferente a nosotros. Otro ejemplo seria la iglesia, que aunque acepta a todos los que quieran entrar si discriminan en contra de los "gays" o homosexuales. En fin, el racismo es algo que para eliminarlo completamente debemos comprender que todos al final del dia somos iguales, que no importa nuestro color de piel, nuestra nacionalidad, nuestra preferencia sexual todos somos iguales. Estos "defectos" nos hacen lo que somos seres humanos, y nadie ni nada nos puede quitar eso.

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